El papel social del maestro se ha transformado a lo largo de la historia de nuestro país. Hoy es un día diferente de celebración del día del maestro. Un día de reflexión sobre nuestra práctica. Caminemos algunos años atrás para recordar a dos maestros emblemáticos del magisterio mexicano.
El primer maestro que me gustaría recordar es a José Othón Salazar, quien luchó por la democratización del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE). El 3 de julio de 1956, el profesor José Othón Salazar asaltó con la palabra un mitin convocado por la dirigencia de la Sección 9 del SNTE en la CDMX, en donde los oradores estaban controlados y el mensaje era de calmar a las bases, ya que los dirigentes habían negociado con el gobierno dejar de lado las demandas de su pliego petitorio. Othón Salazar pronunció un potente discurso en donde demostró gran habilidad para la oratoria. Una frase de aquella disertación que salió de lo más profundo de sus principios fue: “Hasta hoy, ustedes –señalando a los líderes “charros” que cedieron a defender las demandas del sindicato–, han dirigido al magisterio. A partir de hoy, los maestros nos encargaremos de luchar por nuestras propias demandas”.
Aquel discurso de Othón Salazar fue el inicio del Movimiento Revolucionario Magisterial (MRM), movimiento de bases que tuvo su punto más álgido en 1958. En 1961 fue electo Secretario General de la Sección 9. A pesar de la represión por parte del Estado hacia el profesor, jamás torció sus principios y llevó su política hacia las filas del Partido Comunista Mexicano (PCM). Fue diputado federal en 1971. Murió en 2004 a causa de enfermedad renal a la edad de 84 años en Tlapa, Guerrero acompañado de su familia y amigos cercanos.
Proveniente de la educación socialista del General Lázaro Cárdenas, Misael Núñez Acosta fue otro profesor que luchó por la democratización del SNTE y en contra de las prácticas “charriles”, arraigadas en el sindicato. El maestro rural se desenvolvió en los tiempos de la Liga Comunista 23 de Septiembre, de la guerrilla de Lucio Cabañas y Genaro Vázquez; y uno de los momentos de más fuerza del PCM, pero siempre dio pasos hacia la democratización del SNTE. Núñez Acosta militó en las filas de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE), línea magisterial democrática al interior del SNTE.
El mérito de Acosta fue lograr la unificación de obreros y habitantes de colonias populares al activismo social-magisteral. En enero de 2020 se cumplieron 39 años de su aniversario luctuoso. Fue asesinado en 1981 en Tulpetlac, Estado de México, al salir de una reunión con padres de familia en el marco de organización de la huelga general. Tres pistoleros fueron quienes ejecutaron el crimen, pero se sospecha de la maestra Elba Esther Gordillo como autora intelectual, inclusive en 2018 los maestros de la CNTE pusieron en la mesa la posibilidad de volver a denunciar penalmente a la ex- presidenta del SNTE por el asesinato del profesor Misael Núñez Acosta.
La característica que une a estos dos maestros es la lucha en contra del “charrismo sindical”, pero de dónde viene este término y qué significa: Transcurría el año de 1948. Durante el sexenio de Miguel Alemán inició la descomposición de los sindicatos en el país, los cuales habían mantenido independientes gracias a la apertura en el gobierno de Lázaro Cárdenas. Alemán comprendió que el control de los sindicatos era indispensable para el desarrollo de su política aplastante.
Líderes del Sindicato de Trabajadores Ferrocarrileros de la República Mexicana (STFRM), cuestionaron el actuar de su secretario general, Jesús Díaz de León, ya que decayó la intensidad de las manifestaciones y huelgas obreras que se habían mantenido. Los disidentes pugnaban por que el sindicato se mantuviera independiente y combativo ante los embates del gobierno. Díaz de León vendió a sus agremiados al poder de Miguel Alemán, quien encarceló a los inconformes para mantener un líder a modo al frente del STFRM.
Díaz de León era amante de la charrería, inclusive acudía a su oficina en el sindicato portando trajes tradicionales de charro. A partir del 48, Díaz de León, el charro, le daría un nuevo significado a ese término.
Los “charros” se caracterizan por el control de sus bases, estar al servicio de partidos políticos, por la simulación al defender los derechos de sus agremiados, por la represión y las prácticas autoritarias a quien piense diferente a ellos, el manejo totalitario de las cuotas sindicales y un largo etcétera.
La coyuntura política actual, marcada por el presidente Andrés Manuel López Obrador, abrió la brecha para concretar la utopía posible de los dos maestros emblema del activismo social en el magisterio: la democratización del SNTE por medio del voto directo, libre y secreto. Claro que esta democratización tiene sus candados, pero ese es tema de otro texto.
Como todo evoluciona a través del tiempo, el “charrismo” también. Se ha filtrado como la humedad al interior de las organizaciones a favor de la democratización de los sindicatos. Se les llaman “neocharros”. Son quienes condenan el “charrismo”, pero en su actuar adoptan las mismas prácticas autoritarias y de simulación características de los “charros”.
Después de disgregar un poco en este pasadizo de la historia que me parece relevante, considero que recordar a Othón Salazar y a Núñez Acosta este día del maestro, es indispensable para fortalecer nuestra identidad social y política como agentes educativos. Cuando sintamos perder el rumbo, regresemos al origen.
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